4.19.2007

El estado del arte

(Extracto de un ensayo escolar de febrero de 2004)

El momento histórico de producción artística conocido como la vanguardia de alguna manera parece clausurado en pos de una estética menos programática, ortodoxa, y el cierre de la diseminación de proyectos e ismos hechos de carga futura y ruptura e instauración de un orden implosivo crítico acelerado ha cedido para que en el panorama artístico se estableciera un espacio leve, de baja intensidad, entre voces y obras aisladas cuya significación apenas y representa un viaje personal de autor. La fecunda escena de crisis de este periodo, que erotizaba en un baile copulador al artista, al campo del arte y a la sociedad receptora, que dañaba y minaba los quehaceres tipificados del arte, que rozaba la destrucción del orden o, por el contrario, se sumaba enérgica a la termodinámica de la modernidad industrializada, masiva y heterogénea proponiendo formas (como el constructivismo ruso) artísticas apologéticas del desarrollo técnico y de la promesa de un nuevo ser en el universo cosmopolita y veloz de las capitales modernizadas, ahora descansa ahogada en sus presupuestos bajo la forma de “mercado artístico y editorial” en donde la recepción de la obra apenas y es tratada con importancia puesto que el discurso teórico e impugnador del arte se encuentra sepultado por las necesidades sociales económicas y políticas o por las luchas liberalizadoras fuera del orden de la estética. Desde que la revolución romántica atara en un mismo nudo ideológico ética, verdad y belleza (poesía, filosofía y religión) para abrir un nuevo orden desteologizado que fundamentara su creencia y espiritualidad, su base ontológica y su campo de posibilidad en el heterogéneo proyecto de la reflexión estética y de la obra de Arte y hasta el momento en que la crítica y el empuje vanguardista se calló, dejando en su horizonte un escenario blanco y yermo donde apenas y es posible reconstruir o siquiera reconocer el orden en ruinas, todo un mundo futuro sustentado en su Ideal ascendente de fusión de todos los órdenes del pensar y del actuar, de todas las actividades del ser humano potenciadas por la trascendencia que supone la obra artística se ha quedado como signo residual, como código semiótico desmotivado, como carga de significación y sentido desprovista de operatividad, como un lenguaje trágico, cadavérico y disecado, como una colección de objetos arqueológicos muertos.

El rescate del gesto de vanguardia y su puesta en la escena actual, la reconsideración de sus postulados y la transformación del campo de las artes actuales para reinstaurar una reflexión estética de dimensiones próximas a las de la primera mitad del siglo XX, la revalorización de la práctica artística como proceso colectivo y social, transformadora del orden, generadora de sentido y direccionalidad, impulsadora de una economía del signo como derroche y abundancia, como pluralidad desarticulada y genésica, como fecundación de lo heterodoxo y múltiple en el latido del instante es de lo que buena parte de la reflexión teórica debería de encargarse. Somos herederos de un mundo que se cumplió sin su ideal. Habitantes de un orden imposible e inasimilable que en su centro ha instaurado un nudo de vacuidades, un hueco que prolifera, éste orden sólo puede anudarse en su crisis. El arte debe ser la crisis, y como en la vanguardia, gozar en el abismo, para cumplir intransitivamente su mutación metafísica y poder eficazmente derramar su convulsión creativa en todos los órdenes del saber, en la gestualidad escénica de la ciudad moderna, en la experiencia jeroglífica y profunda de la intimidad, en la base de los registros colectivos y la fundación de una nueva mitología que subyazca como memoria arquetípica, en la operación creativa y material del poeta, en las palabras, en la aritmética de las palabras, en su danza, en su potencia religiosa y mística, en su centro, en su interior, operar el lenguaje como si se tratara de la existencia misma y fundamento del Ser.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

hola qué tal? He estado algo de lo que escribes acerca de la deconstrucción y tengo muuuchos comentarios al respecto, no se si algún día te interesa discutirlos. Pero de entrada te digo que tengo un libro de constructivismo ruso que fue muy difícil de conseguir que quizá te pueda ayudar a ampliar sobre el tema, claro desde otro lenguaje, el de la arquitectura. Mientras, te recomiendo que leas o busques información de un arquitecto holandés que se llama Rem Koohlas, que es un genio justo en aquellos temas de las masas y de los cambios de valor en la estética etc. tiene varios libros muy interesantes y bastante complejos, su página es www.OMA.nl, bueno, pues espero verte un día de éstos para hablar del tema, y recuerda que quedaron pendientes las luchas y el temazcal.
Que tengas una linda semana y pues contesta, que la inseguridad y el miedo pueden pasar y nos limitan.
Un petonet
Anahi

7:41 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Querido Pablo:

Opto por inescribirle, al menos aquí, a guisa de impugnaciones. Que no fuese antes se debe a que estuve de viaje en Oslo, Pittsburg. Allí abajo no me encontraba en mi medio habitual, y todas las extraordinarias cosas que alrededoreaban, y de las que me proponía obtener su constante asiduidad (digna de este nombre) llegaban hasta impedirme toda correspondencia, incluso.

Vea ahora usted cuál es mi situación, mi modo de vida. Qué desgracia! Nada bueno puede salir de todo ello. Juzgue por usted mismo, no deje de realizar todas las comprobaciones, discurra sobre todos los aspectos, repítase: la g, la g de claxo, la g de grumor, la g de grimen, la g de gremido, etc.

Quedo a su disposición para ulteriores recuses.

Atentamente,

C.

(Aprovecho la ocasión para recordarle que llego el día 2 de agosto, a las 2130, al aeropuerto de Juárez.

(Felicidades por el blogg, che.

2:22 p.m.  

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