9.18.2006

Cadáver

(De un extraño proyecto de Cristian Cámara, escrito en servilletas de bares en M., extraigo este ejemplar para exponerlo al examen de la multitud interlectora. Corresponde a una sección llamada Ángeles, de raigambre desequilibrada y paradójica pero no por ello menos inquietante o ignífuga. Todos somos la producción insistente de ese cadáver. Su meticulosa descomposición, su hechizada matanza, su desaparición visceral.)


CADÁVER

El cadáver del ángel sobre la mesa de disección no muestra claramente la causa de la muerte, ni ningún signo de violencia, si exceptuamos los gruesos costurones que recorren toda la piel. Esta costuras podrían haber sido realizadas después de la muerte, como para recomponer pedazos mutilados, o también antes, pero el dibujo de las cicatrices, absurdo, no permite decidirse ni imaginar ningún motivo plausible.
El cadáver está dulcemente hinchado en algunos bordes, la carne tiene una tonalidad negruzca y azulada. A un lado, sobre la camilla, están dispuestos algunos instrumentos para la autopsia, mecidos en la luz de los neones.
Una araña enorme camina sobre el tórax, trepa por la barbilla, escarba con sus patas entre los labios del cadáver y con sus mandíbulas extrae la lengua negra y comienza a masticarla.
A cada lado, los espejos multiplican esta escena hasta el infinito.

Este cadáver, mientras tanto, podría no tener que renunciar a emitir algún tipo de luz: podría prenderse fuego.

-Cristian Cámara.