6.09.2006

Conspiración

1. Conspirar es una cuestión del tiempo: antes es siempre todavía, después es nunca aún. Conspirando –un gerundio horadado de participio, proyectil que estrella su telos sobre un fondo virtual de progresión –una desemantización sedada.

2. Eso que sucede debe suceder salvajemente: conspiración salvaje, como una respiración acribillada, como una expiración suicida, como una inspiración borrada. Una conspiración es siempre reactiva o prospectiva, según de que lado del silencio caiga, y si arrastra consigo los rastros de su secreto, o consigue exhumarse y con ella lo atroz de su invisible multiplicación (Borges).

3. Hacia qué señala la conspiración, en última instancia, es el gran dilema de Schopenhauer, por decir de todo lo demás, del resto irrestituible sobre ningún claro. Si opera ya desde aquello que la estalla, o aquello que pretende anular, o aquello contra lo que pretende secretamente implosionarse –eso es lo que estratégicamente recoge como su propia trama el propósito de cualquier conspiración. La conspiración está pues implicada en toda resolución, en todos los rastros, detrás de todos los binomios, de todas las asociaciones, las figuras retóricas, las pulsiones sociales, la oscuridad, la claridad, esos vectores y no otros, esos pasajes, esos cuerpos trazados y ya abortados.

4. En el secreto estructural de tal engranaje no reside propiamente su ontología. Ella se sustrae de aquello que la convoca, de eso que la despliega, y de lo que está replegada por ella en su subversión deslizante. Es el fondo progenitor sin génesis, el asesinato ilegítimo de sus orificios, la producción total falseada por su misma abducción. Quienes conspiramos estamos excritos por la conspiración, la única o ninguna, la que es doblemente cruel, y sólo teatral, representacional, actual. En la red de cristal que la extrangula, la realidad toma su forma.

5. Los copépodos y el plancton, las iguanas y el camuflaje, estas palabras insertas en el horizonte final de un extrangulamiento. La realidad conspira para cometer el asesinato que, de otro modo, podría ser real.

X. Una habitación en la que sólo hay una silla vacía. Al entrar se advierte demasiado bien la trampa, su obscena obviedad resulta insufrible: las sillas, las ventanas, los vasos, las paredes, todo es insoportable, hediondo, maligno. Para facilitar la ilustración habrá que advertir que la silla se subdivide a su vez en respaldo, asiento y patas. Toda la originalidad en el diseño no podría ocultar esto. No lo suficiente. Las patas no podrían estar de ningún modo en el lugar del respaldo ni éste en el lugar de las patas. Podrían no estar, las patas o el asiento o el respaldo de la silla, pero de algún modo insidioso estarían, estarían señaladas ahí donde no están. Están mucho más así, incomparablemente más.

Todo eso, tales exigencias, y aquellas que se adivinan tras estas, serían enervantes ya de entrada, pero se trata sólo del primer paso de la trampa, de la gran aberración intolerable. Esta silla diría más o menos así: “yo me divido para acogerte, te sirvo como todas las cosas de aquí, estoy vacía, sólo tu cuerpo me da sentido, tú me nombras, te amo”. De este modo aparentemente ingenuo resulta que la silla admite una única contradicción, admitiendo que lo sea, y se opone a la contradicción como totalidad, cosa que no debemos consentir, cosa a la que nos debemos oponer con todos los medios a nuestro alcance.

La guerra de las sillas por tanto no es una parte menor de la guerra. Es necesario sin embargo pensar con suficiente profundidad la guerra que dé un sentido nuevo a las cosas, una nueva forma imposible, hasta el final.

(Texto excrito en colaboración con Cristian Camara, de próxima publicación en la revista de poesía Silencios)

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"El abono humano no tiene igual, los abonos animales no fertilizan más que en condiciones especiales; a veces queman las cosechas. El abono de los animales tiene su lugar, pero por una ley admirablemente providencial, el abono humano no lo tiene; su lugar está en todas partes".

M.A. Chevalier:"Sobre las orinas, los medios de recogerlas, de utilizarlas", Annales d'hygiéne publique et de médecine légale, enero 1852, pags. 68 y sigs.

4:43 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Conspiración:

(1)(Bot.)Blanca inspiración de tiempo suspendido.
V.g. "Conspiraron las astillas, detalles mínimos de lo continuo".

(2)(Mar.)Doble nudo de aire, estilicidio de anclas y brizna entumecida. Se padece en el norte.

4:54 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home